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Hablando_Claro_3.png(Amazonas).- Anteriormente ser maestro, maestra, profesor o profesora, era el mayor motivo de orgullo de cualquier venezolano. Estudiar educación o formarse como educador representaba la carrera número uno de un alumno en Venezuela, al cual se le consultaba que quería ser cuando fuese grande y este sin chistar respondía ¡Quiero ser maestro y enseñar como usted!

Esta profesión en los siglos XIX y XX significó la formación de un gran número de venezolanos valiosos y exitosos en diversas áreas, quienes aportaron y han aportado al país toda su sabiduría y lo aprendido en un salón de clases, tal y como lo hizo el gran Simón Rodríguez, maestro de maestros y formador de formadores, quien dio su vida por esta profesión y que además fue uno de los principales valores en el proceso de la liberación de Venezuela del dominio español para la época.

Hoy en día en pleno siglo XXI con tantos avances y un sinfín de herramientas tecnológicas en la “Venezuela Potencia”, da pena ajena decirlo, pero en el país esa educación que tanto se pregona por los actuales dirigentes, es sencillamente “una embarrada”, por no decir otra cosa. No es posible ni se justifica que la profesión que se encarga de formar ciudadanos de bien y que representarán más adelante el futuro, este tan abandonada, critica y hasta caótica, tanto así que los docentes ya no quieren, ni desean ir a sus lugares de trabajo, para obtener un sueldo mensual que solo le alcanzará para comprar un kilo de queso y dos harinas, estos prefieren buscar nuevos horizontes, en el caso de Amazonas irse a trabajar precariamente en las populares “minas”, optan además por bachaquear, vender comida en la calle o hasta un simple café, con tal de conseguir un mayor ingreso para llevar a sus hogares y alimentar medianamente a su familia, por que comer bien, eso lo dudo.

Con los zapatos rotos de tanto caminar, los pantalones emparchados de lo viejo y la franela desteñida y amarilla por el tiempo, esa es la carta de presentación personal en la actualidad de muchos docentes venezolanos. Con un sueldo que solo le alcanza para medio comer dos días, prácticamente el maestro ha sentido en carne propia lo difícil de la situación del país, la cual ha trastocado limites decadentes, donde la esperanza de un pueblo ha sido consumida de manera exacerbada por la política barata implementada por el gobierno de turno en los últimos 20 años, política esta manipuladora, inconsciente, separatista, perseguidora, en muchos casos criminal y que se ha convertido en una “cacería de brujas”, donde han atentado contra la dignidad del pueblo que no supo aprovechar las oportunidades cuando se podía.

De verdad y con mucho dolor en el alma, da pena y vergüenza compararnos con otros países del mundo cuando el salario mínimo representa solamente 7 dólares mensuales aproximadamente en nuestro hermoso país, razón por la cual cualquiera que viva de sus remuneraciones salariales, sencillamente no vive. Actualmente no hay incentivos para ejercer profesionalmente esta carrera. De más está decir que en los docentes no hay mucho ánimo de permanecer en el mercado laboral formal cuando no existe ninguna protección que le compense, en este caso una buena jubilación, cobertura de salud o retribuciones familiares, es por ello que, en esa búsqueda de alguna renta, lo más común es que encuentre en la informalidad, el mercado negro y hasta la corrupción, su salvavidas.

Es de suponer que la gratificación por el trabajo, daría a estos profesionales de la educación la posibilidad de lograr satisfacer sus necesidades básicas, como elevar el bienestar personal y familiar y alcanzar un nivel de vida digno, sin embargo, en Venezuela la cosa no es así, aquí se recibe un salario en una moneda ya devaluada, destinando al trabajador a un eterno sufrimiento y angustia.

Son muchas las decepciones que diariamente vivimos todos y cada uno de nosotros, sin saber a ciencia cierta hacia dónde vamos a parar con todo esto. No se visualiza que se pueda recuperar en un corto plazo el salario y dignificar al pueblo venezolano ante la destrucción nacional en la cual nos ha encaminado el gobierno, no obstante, debemos considerar que el momento actual que vivimos de a poco ha venido despertando de ese letargo en el cual nos han sumergido todo este largo tiempo, pero de algo si estoy seguro y es que si existiera un camino más corto que nos garantice gobernabilidad y se recobrara el bienestar económico, les puedo asegurar que ya se hubiese conquistado hace un buen tiempo.

Se está viendo un poco más cerca la luz al final del túnel, como dijera el cantante puertorriqueño, ya fallecido, Héctor Lavoe en una de sus tantas canciones “Todo tiene su final, nada dura para siempre, tenemos que recordar que no existe eternidad…”, paciencia pueblo que pronto tendremos excelentes noticias, la lucha es codo a codo porque la pelea es grande y más temprano que tarde saldremos victoriosos de esta y muchas otras batallas más, así como cuando David derrotó a Goliat.

Si estás interesado amigo lector en aportar información o algún otro material, puedes hacerlo a través del correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Espero que este espacio haya sido de su agrado. Nos leemos en una próxima oportunidad en su ventana de opinión Hablando Claro, “siempre con la verdad por delante”, saludos y hasta pronto.

Lunes 20 de mayo de 2019

Por: TSU Juan Carlos Mendoza

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