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Por: Juan Carlos Mendoza

(Amazonas).- De esta manera inicio este nuevo año con mi columna de opinión “Hablando Claro” para hablarles un poco de historia y en esta oportunidad de aquel fatídico 23 de enero de 2019, donde el malestar y sobre todo los constantes problemas que padece el pueblo amazonense, se hicieron sentir ese día, que desgraciadamente cobró la vida de un gran luchador social, deportista, padre de familia y esposo ejemplar, que salió aquella mañana en compañía de su pareja e hijos, para encontrarse cara a cara de manera inesperada y repentina con la muerte.

La batalla campal entre pueblo y uniformados inició desde muy tempranas horas de la mañana. Las provocaciones se hicieron sentir impidiendo el paso de los manifestantes quienes se encontraban aglomerados en las adyacencias del mercado del pescado y que desde allí iniciaría un recorrido por las principales avenidas de Puerto Ayacucho, caso de la Orinoco y 23 de Enero.

En aquella oportunidad desde temprano amanecerían las calles totalmente resguardadas ante cualquier eventualidad, en días anteriores se hablaba de manifestaciones pacíficas, concentraciones y que al final todo cambió de la noche a la mañana, tal es así que el pueblo de Amazonas, sumiso, pacífico y callado despertó con mucha rabia y sentimientos encontrados que cambiaron el destino del agitado e inolvidable día.

Las cosas lastimosamente se salieron de sus cabales, los manifestantes en muchos de esos grupos infiltrados, solo querían desestabilizar y acabar con el pueblo “pacífico” que se convirtió en una verdadera bestia que arremetió con todo a su paso. Instituciones públicas acabadas completamente, caso del Saime, en otras intentaron hacer lo mismo, pero no pudieron por la rápida acción de los cuerpos de seguridad, Seniat, Oficina Regional Electoral, mientras que los comercios en su mayoría fueron saqueados y acabados por completo por personas que no midieron el grave daño que ocasionarían a la gente en los siguientes días, que solo trajo como consecuencia caos y escasez en los hogares amazonenses.

Al final del día el resultado sería la muerte de Efrén Castillo, la detención de un grupo de manifestantes, unos cuantos heridos por los perdigonazos que recibió en su cuerpo y otro grupo de afectados por las bombas lacrimógenas lanzadas, la gran mayoría de los perjudicados serían adultos mayores, mujeres y niños de los barrios 5 de Julio, Unión, Carabobo, Cataniapo y Monte Bello, quienes tuvieron que salir despavoridos de sus hogares por la consecuencia de estos gases.

Pasado el fatídico día, la siguiente mañana del día jueves 24 de enero de 2019 se pudo observar todo lo dañado, las quejas y lamentos de la gente por la arremetida, comerciantes reforzando sus santamarías por la devastación del huracán en que se convirtió el pueblo “pacífico” de Amazonas, su pudo observar luego de hacer un breve recorrido por los locales comerciales afectados y todo lo que trajo como consecuencia de malas acciones y decisiones de la gente, que con razón o no, quiso que las cosas fuesen de esa manera.  

Cambiar un país no pasa con acabar con las cosas, dañar lo que medio sirve, es crear conciencia en la ciudadanía, cambiar la mentalidad de ser esclavos en pleno siglo XXI, quitarnos de una vez por todas la venda que nos impide ver más allá, debemos pensar y mentalizarnos que si hay futuro más allá de esta crisis que estamos atravesando y por supuesto tener la convicción y las ganas de querer cambiar las cosas sin tener que esperar que nos solucionen nada, o recurrir a medidas drásticas, de nosotros depende si queremos seguir así o si queremos un mejor futuro para nuestro país, que solo pide que nos unamos como gente civilizada para acabar con la desidia, flojera y el conformismo que nos carcome diariamente nuestras vidas y que si no tomamos medidas claras y acertadas, seguiremos en la misma situación por mucho tiempo más y no pasaremos de solo quejarnos y criticar, en la comodidad de nuestras casas, esperando que el vecino luche y haga algo por nosotros, ojo y con esto no llamo a acabar con las cosas o ha desestabilizar a nuestra Amazonas, simplemente hago un llamado de reflexión a todos aquellos que queremos lo mejor para nuestra familia y sobre todo para nuestros hijos que no se merecen que paguen los errores que cometimos nosotros en el pasado.

Me despido de ustedes con algo muy cierto de Martín Luther King que dijo en alguna oportunidad de su vida “no me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”, pásenla bien y que Dios les bendiga.

Hablando Claro “Con la verdad por delante”

Puerto Ayacucho, estado Amazonas

Edición número 15, año 1